Behind the Book

Mi hijo dice que bailo en la cocina


CONVERSANDO CON PILAR Y ALFONSO





Behind the Book

Mi hijo dice que bailo en la cocina


CONVERSANDO CON PILAR Y ALFONSO




TT.  ¡Qué gusto verte, Pilly!
¿Cómo va todo?

P.  Muy bien, aquí ya con calorcito en la Ciudad de México y con mucho trabajo, con la remodelación de Pujol ya encima, una locura… es un estrés, pero bueno, esperemos que todo quede bien. Ya saben Enrique cómo es, de que da la vuelta, da la vuelta, pero a todo. Pero estamos contentos, estamos muy bien. No falta el trabajo, pero es parte de la emoción. ¿Ustedes cómo están?


TT.  ¡Qué bueno! Muy contentos porque hace unos días estuvimos en la imprenta en Madrid, viendo el libro nacer. Es muy emocionante ver cómo se materializa el trabajo y estando ahí se aprenden muchas cosas de los procesos, así que felices. Ya está el libro impreso y lo están encuadernando. ¡Dos toneladas de papel! Y ya falta nada para que lo tengan por allá.


P.  Wow, sí ya, mucha emoción también por ese lado.

TT.  Y ahora que queremos comunicar la publicación del libro, se nos ocurría hacerles una pequeña entrevista para compartir sobre el proceso de hacer el libro.

P.  Muy bien, ¡pues listos
!
TT.  ¿Qué te imaginaste cuando Enrique te dijo que te ibamos a contactar para hacer tu libro?

P.  Para empezar, que no era cierto. Primero dije, ay, ¿cómo una editorial…? Ya después, como sé que lo que él traza lo cumple, pues sí se iba a hacer. Estaba yo, pues no nerviosa sino inquieta de saber qué editores de España, pensé así como señorones ya grandes, así como muy adultos, como muy severo todo, entonces por eso tenía yo así como un poquito de… Ay… y sí van a venir… Era así como mucha expectativa, mucha expectativa y mucho nervio, porque pues obviamente no, yo nunca pensé sacar un libro. Y dije, bueno, tampoco creo que tenga yo tanto material así como para elaborar un libro…

TT.  ¡Pues 492 páginas! [jajaja] Entonces cuando nos reunimos por primera vez, claro que no debíamos ser lo que esperabas.

P.  Me relajé porque todo fluyó bien desde el primer momento. [jajaja]

TT.  Luego, la idea que traíamos tampoco es la de un recetario habitual, no es un recetario al uso. ¿Tú cómo lo describirías? ¿Cómo dirías que es tu libro?

P.  Pues yo diría que es como un repaso de mi vida, un repaso de la vida con mis tías, con mi mamá, con mi abuelita, ¿no? Más que recetas, es eso. Un volver a vivir todo lo bonito alrededor de la cocina. Es la historia de la familia.

TT.  ¿Y cómo viviste ese proceso de recordar y revivir momentos especiales de tu vida?

P.  Pues fue un poco como desenterrar muchos recuerdos… mucha emoción en todo, de mi vida antes de casarme, de todo lo que hemos recorrido Alfonso y yo, de la misma historia de Enrique como cocinero también, sí, todo redondeado. Y luego también, pues tener pues la alegría de que Bruno también esté ahí presente, con su introducción, no porque los otros dos no estén, obviamente, pero así como que el primer nieto, el que tocó la puerta, pues ahí está otra vez.

TT.  Sí, es un libro en el que toda la familia se ha implicado. No está solo tu voz, sino que es un conjunto de muchas voces.



P.  Exacto, de muchas voces, y que nos gusta comer a toditos… [jajaja] sí. Todo en esta familia es comida, es desayuno, comida y cena. 


TT.  Hemos visto que son sobremesas largas, eso lo hemos vivido.


P.  Así es.



TT.  ¿Quiénes son las personas que más te han influido?

P.  Mis referentes en general, obviamente mis padres, obviamente. Mi papá creo que fue el que me enseñó más a tener ese gusto de la comida, de la comida bien hecha. No de la comida cara sino de la comida bien hecha, y del gusto de compartirla también. Y del gusto de ir a comprarla pensando en lo que se va a hacer, para quién se va a hacer. Luego, pues mis hijos y mi marido. Pero bueno, son muchas personas. Obviamente, Comina, que fue mi vecina y fue la que también, de una manera u otra, por medio de su suegra hizo que tuviera yo este gusto por cocinar; mis amigas en Querétaro, no sé, no me quiero dejar a nadie afuera…



TT.  Y ahora que el libro está listo y pronto se publicará, ¿Qué sensación te da el hecho de compartir tus historias familiares, el hecho de que dejen ese lugar íntimo y pasen a ser de alguna manera de quienes las lean?

P.  Me da mucha emoción de dar lo que yo soy. Y pensar en muchas otras mujeres, que son igual de valiosas cocineras y que no han tenido esta oportunidad. Sí, una mujer común y corriente que le gusta cocinar. Y que indudablemente hay mujeres que tendrán muchísimas mejores recetas que las que yo tengo, o que a lo mejor son más laboriosas en su trabajo y en su hacer y en su entrega, y que no han tenido esta oportunidad de dejar esto, que espero que sirva mucho para mi familia, que se quede ahí.



TT.  ¿Qué es aquello que les ha enseñado a ti y a Alfonso la experiencia de trabajar con sus hijos, en familia?



P.  Yo siento que para nosotros ha sido como renovarnos, ahora sí como el dicho este de «renovarse o morir», ¿no? Es un constante estar al día de cómo va el mundo para poderlos ayudar a ellos, de cómo va la vida para que el negocio sea mejor, para que esto trascienda. Es un compromiso muy fuerte con ellos porque, bueno, Enrique ha sido un gran impulsor de la gastronomía en México. Y, bueno, ser nosotros quienes empezamos esa historia, pues es así como, ¡wow!, ¿no? Entonces, sí, no quiero decir compromiso porque tampoco es un compromiso, sino es esta satisfacción de saber que los podemos seguir ayudando, ¿no? Eso es bonito. Sí, los puedes seguir acompañando, ¿no?


A.  Perdón, ¿me perdí unas lágrimas?


P.  ¡Unas lágrimas más! ¿Por qué no? [jajaja]



[LLAMADA A MIGUEL-PUJOL (AUDIO)]

A.  Híjole, ellos pues en lo que hacen son muy buenos. Enrique pues lo emprendedor que es, es impresionante. Las ideas que se le van ocurriendo y como anticiparse muchas veces a ciertos eventos en el desarrollo del negocio. Lo que me impresiona es esa visión de un lugar que no es nada –y muchas veces es un chiquero–, a mentalmente concebir algo, esa visión suya siempre me ha fascinado. Y de Alfonso, pues su terquedad de los números y de cómo esa idea se va a reflejar en un negocio o en una empresa que sea productiva, que en un momento dado pues te aporte capital y cree valor económico, ¿no? Ahí como que esas dos cosas se mezclan muy bien, y la verdad es que los dos… verlos ya como empresarios y con la relación que tienen, en fin, a mí eso me encanta. Y creo que de pronto nuestro aporte complementa un poco la parte de personal, que es lo que nos hace un poco a los tres, o sea a Pilar con su [jajaja], su disciplina para los números, su capacidad de auditar y decir ¡Esto no está bien, no me checa!… Y Alfonso, pues su análisis financiero y un poquito la parte legal, fiscal, de negocio, su conocimiento y demás, y Enrique la parte emprendedora, pues creo que hacemos un equipo pues muy balanceado, más que grande, balanceado, que muchos vemos cosas que otros no ven. Y eso ha sido, al principio, para mí como, a veces motivo de algunos conflictos, pero conflicto es sinónimo de progreso, o sea, cuando hay un conflicto, puede ser un conflicto negativo o un conflicto productivo, y en el caso nuestro, pues buscamos que sea un conflicto productivo y que de esa diferencia de opiniones salga algo mejor, ¿no? Entonces es una experiencia muy, muy padre porque además estamos en familia y nos podemos decir las cosas… [jajaja]


P.  A veces, a veces ¡no siempre! [jajaja] Es una línea tan delgada que es tan difícil no pasarse porque… me acuerdo mucho y no sé si se los platiqué, pero en un principio, cuando empecé a trabajar con Enrique que, bueno pues yo le decía para todo «hijito», ¿no? Que si hijito esto, hijito lo otro… Hasta que un día me dijo —No me digas hijito, dime chef —entonces ahí sí fue donde dije, —Pues sí, tienes toda la razón —porque, bueno aparte de que se presta a todo el bullying que te puedas imaginar, sí hay que saber delinear muy bien las prioridades, cuando estamos trabajando y cuando volvemos a ser «la chaparra» y «el hijito», ¿no? Es difícil mantener ese equilibrio sin romper la armonía muchas veces. Después, cuando entró a trabajar Alfonso, sí hubo también, porque ellos son muy diferentes de carácter, de temperamento, entonces, así como mediar entre ellos también —A ver, entiéndelo. Pero es que escúchalo. Pero es que esto, pero es que lo otro… —¿no? Ahora ya, ahora ya, ya, cada quien sabe dónde se tiene que callar y cuándo tiene que doblar las manitas, como decimos aquí. Y hay cosas que, por más que se discutan, no, ya están establecidas. Entonces, eso también te enriquece mucho porque, bueno, a fin de cuentas te da armas para seguir trabajando también con la gente, ¿no? Tienes una diversidad de pensamientos, de cabezas, de educaciones, de culturas, con todos ellos, y aprendes a convivir y a convivir bien, porque te la pasas la mayoría del tiempo con ellos. Entonces, sí es difícil también manejar la autoridad porque, bueno, representa uno como dueño o como persona mayor ya también de edad, un cierto respeto, ¿no? Que luego se confunde con que que creen que lo que tú dices es santa palabra y no se puede cuestionar… También eso cuesta mucho trabajo. Yo en ese sentido sí sé que, bueno, soy muy adulta en el trabajo también, no soy así como la mar de simpatías como a lo mejor puede ser Alfonso, y entonces, pues, aparte mi lugar en la empresa tampoco es el lugar fácil de de llevarse bien, la parte económica siempre toca sentimientos, bolsillos y etcétera. Y bueno, siempre he pensado que ante todo tiene que funcionar bien el negocio, y un negocio que no se administra bien, pues no es un buen negocio. Entonces, de ahí mis cuestionamientos y de ahí, ¿no? A lo mejor la mala impresión que tienen de mí de —La señora es muy enojona… —[jajaja]
 Hay personas que entran a trabajar y luego se me acercan y me dicen —Es que yo le tenía mucho miedo porque todo el mundo me decía que es usted muy enojona. —No, no, —digo —soy estricta. —No me gusta que se equivoquen con lo mismo cuatrocientas veces. Eso sí no me gusta. Pero lo malo o lo bueno es que lo digo. A lo mejor Alfonso no lo dice tanto, lo sabe manejar como por otros caminos, yo no. Pero a fin de cuentas, como dicen, nos equilibramos y funciona el asunto.

TT.  Por el tiempo que pasamos con ustedes, nos dimos cuenta rápido que en casa no falta la música. Si tuvieras que relacionar una canción o un artista a las diferentes etapas de tu vida, ¿cuáles escogerías? En tu adolescencia, juventud, cuando conociste a Alfonso, cuando se convirtieron en papás, etc…

P.  Indudablemente. La música romántica, los boleros, los tríos, creo que es lo que más me define en el día a día. Me gusta mucho, mucho la música clásica, es algo que me toca el alma. Y el rock, por ejemplo, lo adquirí con él a un lado [jajaja] él es el responsable, no es, así como mi música no es, pero en general disfruto mucho de la música, en general sí. Obviamente lo que sea bailable, pues me gusta más.





TT.  ¿Qué es lo que nunca puede faltar en tu refri? [FOTO PILAR REFRI ABIERTO]

A. [jajaja] ¡Chile!

P. Una buena salsa, nunca puede faltar una buena salsa. Así es.

TT. Y, a ver, ¿tienes algún amuleto como el clavo que se encontró tu mamá y nunca sacó de su bolsa?

P. ¿Qué te crees?

TT. ¡¿Qué?! ¡El clavo!

P. ¡No me lo van a creer! Pérame…


A. No bueno, y luego como tienes un montón de monerías…


P. [jajaja] se los voy a enseñar, nomás pérenme, pérenme… Es que el otro día ¡Aldo me regaló un clavo! Me dijo —Como no encuentres el clavo de la Yaya, yo te voy a regalar un clavo —ahora no lo encuentro, a ver, espérate. Pero en mi bolsa no hay amuletos, en mi bolsa siempre hay un rosario. Eso sí. ¡Ahora no lo encuentro! No puede ser… Espera, [jajaja] ¡lo acabo de ver!… ¿Ves?


TT.  [jajaja] ¡Ah, pues sí es grande! ¿Así era el de tu mamá o más grande?


P. No, el de mi mamá era más grande. Pero miren, aquí está [jajaja] el clavo de la suerte.

[SCAN SPREAD - HISTORIA CLAVO EN EL LIBRO]

TT.  Así como para Alfonso es la pasta, y para Enrique los pulpos, ¿cuál sería tu plato?

P. Indudablemente una gordita de chicharrón, ¡indudablemente! Preferentemente del mercado.


TT.  Del mercado.


P. Sí, preferentemente del mercado.

TT.  ¿Y de Alfonso hijo?


P. Híjole, Alfonso… Alfonso mi hijo, mmm… ese es igual que, ¿qué te diré? Él disfruta mucho un buen pedazo de carne, sin mucha complicación. Pero nunca ha sido así como de garnachas, botanas, papitas… Alfonso es buen piloto de pruebas. Se come todo.

TT.  ¿Cuál dirías que fue el aprendizaje en cada uno de tus trabajos?

P. Bueno, pues en el primer trabajo siempre es la ilusión de sentirte independiente, ¿no? De que ya lo logré, ya gano mi dinero, ya me lo puedo echar en lo que yo quiera. Cuando estuve en Inglaterra, obviamente, aportar para poder pasear, para poder comprar un poquito más de cosas ricas en el súper. Luego cuando trabajé de maestra, de verdad, ahí no trabajaba yo por el dinero, sino por el placer de ser maestra. Y ahí el dinero como que no importó tanto. Importó en el sentido de que sí podía yo aportar un poco porque fue cuando estábamos hasta acá de deudas, de escuelas, casa, todo, ayudarle a los papás también, esa fue parte importante. Y pues ahora en el trabajo –que nunca, nunca he cobrado [jajaja] nada más, últimamente dividendos, gracias a Dios, ya, y últimamente porque tampoco ha sido, de estos veinticinco años he cobrado dividendo los últimos cuatro años nada más–, pero ha sido el trabajo más por el placer de ayudar, porque gracias a Dios no he tenido necesidad, entonces eso le da otro enfoque al dinero y al trabajo.

TT.  ¿Y del trabajo de ser madre? 


P. ¡Ese no es trabajo! [jajaja] Ese es un placer.

TT.  ¿Qué mensaje te gustaría transmitirle a tus bisnietos? 


P. A mis bisnietos… ¡madre santa! 


A. Háganle caso a sus papás [jajaja]


P. Pórtense bien… ¿Qué será? Que las penas con pan son buenas. Eso.

TT.  ¿Qué es aquello que ahora mismo les da paz?


P. Contesta tú en lo que yo pienso.


A. No sé, hay muchas cosas que a lo mejor me dan paz, ¿no? El estar sano por decisión propia, el decir, bueno, quiero hacer ejercicio, quiero comer bien, eso es algo que me da mucha paz y mucha tranquilidad porque yo sé que no me puedo enfermar, no nada más por el trabajo o, sino porque es algo que de alguna manera me hace sentir bien, y sé que eso pues cuando llegue al último momento, me gustaría llegar sano y no muy achacoso. Eso a mí, en lo personal me da mucha paz. Me da mucha paz mi religión, el estar continuamente hablando con Dios, en todo momento, desde que me levanto y estar continamente dando gracias y pidiendo perdón por los errores cometidos, y luego encomendando a toda la familia, desde ahí hay un momento de paz. Y bueno, en la vida familiar, el saber que como familia estamos, cierto con un montón de problemas porque pues tener negocios no es fácil, pero que estamos siempre buscando lo mejor para la empresa, lo mejor para la gente, el crear un valor, el crear un lugar donde la gente pueda crecer, y un lugar que además tenga un propósito por el cual existe. Pujol existe porque preserva la cultura mexicana y provoca un impacto positivo en el ambiente, eso a mí me da mucha paz, cuando sabes lo que estás haciendo, lo haces por un propósito y que buscas que todo el mundo lo entienda y que lo viva, llámese Cosme, Atla… porque sabes que se van a presentar problemas, pero que siempre tienes esa deferencia de qué tanto esta solución ayuda a que el propósito se viva, y a que se vivan los valores, y a que la empresa perdure y sea sustentable. Eso a mí en lo personal me da mucha paz. Son esos momentos. 


P. Bueno, a mí me da paz, primero que nada, la religión, mucha paz. Saber que lo que no puedo, alguien más lo podrá, ¿no? Me da mucha paz la armonía familiar, saber que todos con sus problemas, pero ahí estamos. Mantener lazos familiares es importantísimo para mí. Y eso espero que ellos aprendan también. Así es.

TT.  No hay duda de ello, son un ejemplazo. Se nota que esos pilares, que todos esos proyectos que van creciendo y van naciendo, se construyen sobre pilares muy sólidos, que son la familia, y bueno, para nosotros se transmite, desde lejos. 


P. Sí, y a mí también me da mucha paz tener buenos amigos. 


A. Eso también es importante, tener un círculo, no sé…


P. No necesariamente enorme, pero sí de gente que sabes que te quiere, que te acepta y que va a estar contigo.
A. Con quien pueden platicar tontería y media, pero también compartir diferentes puntos de vista, de lo que está pasando, de la familia, del trabajo, en fin, eso enriquece mucho.


P. Sí, y te acompañan muy bien en la vida.


TT.  Eso es, la familia que se elige, ¿no?


P. Es muy buena compañía en la vida, sí. Tengan muchos y buenos amigos, bueno, no muchos, poquitos pero muy buenos. Aunque eso sí, cuando se van duele mucho.

TT.  Hay que celebrarlos. Una última pregunta, ahora mismo, ¿cuáles son sus prioridades?

P. Pues como dice Alfonso, seguir activa, no quisiera ser así como una rémora para nadie, mantenerme bien de cabeza más que de cuerpo, porque el cuerpo pues va haciendo lo suyo, entonces sí, mantenerme en activo y poder seguir dando lo que la vida nos vaya pidiendo. Así es. Dios me dio una dotación enorme de lágrimas ¡qué barbaridad! No se acaban, qué horror… En mí se recicla el agua [jajaja]

A. Por mi parte, también seguir leyendo, me encanta leer, seguir aprendiendo, ¿no? Y en lo profesional seguir aportando a los negocios todo lo que he aprendido en términos de programas de consejeros o en términos de dirección o de liderazgo. Entonces es la parte personal, la parte familiar y empresarial.
P. Bueno, y acompañar a los nietos, siempre que se dejen [jajaja] sí.

TT.  ¡Son muy afortunados!

P. Sí, la verdad sí.


TT.  ¡Los nietos de tenerlos a ustedes! [jajaja]


P. ¡Nosotros! Y darles las gracias a ustedes porque han sido maravillosos en este viaje.

TT.  Nos lo pusieron muy fácil, desde que llegamos nos abrieron las puertas de par en par.

P. Son muy profesionales, muy cálidos y muy amorosos.

A. Y talentosos, tienen mucho talento. De verdad que es una bendición que Enrique se haya encontrado con ustedes y que ustedes hayan querido aceptar el proyecto, porque la verdad es que lo han hecho muy fácil. Cuando me hablaba del libro, híjole sí dices, wow, es un proyecto difícil, no es algo que, no sé cómo lo íbamos a hacer y ustedes la verdad es que lo han hecho…


P. Así como sencillo como la vida misma [jajaja]


A. Sí, ¡así podemos hacer muchos libros!

TT.  Pues fue eso, más que nada era la experiencia para nosotros, el compartir tiempo, conocerlos, conocer a su familia y conocerlos a través de la familia, y al final lo que tenía sentido era pasar eso al papel, ¿no?


P. Que no es fácil, ¿eh?


TT.  Y como todo fue tan transparente… Bueno, igual dices de las recetas y a nosotros no nos saldrían igual [jajaja] Para nosotros es más fácil pasar la historia al papel que cocinar el escabeche.

P. Es que fíjate que mucha gente me pregunta —¿Y qué, cuáles recetas van a estar y? —y digo yo —No se esperen recetas así demasiado… —pero sí creo que va a ser una experiencia bonita para quien lo lea, que lo tenga en las manos va a ser diferente. Y eso es muy bonito, porque no es un libro que así como que vas hojeando y simples las recetas, ¿no? Entonces cuando hay un pedacito de uno ahí…

TT. Página a página, de empezar por el principio y hasta el final. Porque es una vida que se cuenta a través de muchas vidas. Al final lo que se quiere transmitir es ese cariño, ese cariño familiar, y es lo que nosotros vivimos estando allá, y lo que queremos agradecer. Cuando volvíamos de México y estábamos ya definiendo ideas muy concretas para el libro, era pues simplemente tenemos que intentar transmitir nuestra experiencia lo más honestamente posible. Y bueno, esperamos que la gente lo capte así, yo creo que sí. 


P. Sí, exacto. Esperemos que sea un éxito para ustedes. 

TT. Para todos. 


P. Pero principalmente para ustedes.

 […]

P. Perfecto, muy bien. Me encantó verlos


TT. Igualmente Pilly, muchas gracias por el tiempo. Un abrazo muy fuerte.

P. Nombre, ¡encantada! Espero la próxima vez llorar un poquito menos [jajaja]

TT. Nada, las lágrimas tienen que estar ahí, ¡si son de alegría!


P. [jajaja] Cuídense mucho, ¡bye-bye! Gracias, bye, adiós, bye.